martes, 20 de enero de 2009




buenas esta vez escribo no para aquellas personas triste y desoladas, ni mucho menos para los de la baja elite capitalina. esta vez es para aquellas personas que poseen el poder publico como es el caso de los gobernantes de los estados que ejercen una labor inútil y esencialmente artificial antes todo un pueblo que creen en ellos. sin tomar en cuenta que, fue el mismo Dios quien a querido que ejercieran el control de su pueblo. claro esta no de una manera egoísta ni artificial. pues su poder carece de una trascendencia absoluta.


De otra manera, mientras la sociedad alterna gobernantes buenos y malos el pueblo de Dios o por lo menos los que están serca de Dios, disfrutan del bondadoso gobierno de Cristo. y con estas pequeñas palabras me despido para un próximo capitulo.

1 comentario:

Enrique Palacios dijo...

Gobernantes, que en campañas pintan estrellas y pajaritos,te suben a las nubes con sus palabras... Cuando cogen el poder pierden pisada y hacen sufrir al pueblo que no tiene como alimentarse...